Víctor Jara no es solamente un cantor de trova y protesta chileno, no es solamente uno que falleció a causa de la injusta destrucción producida por la marioneta Pinochet y sus compinches estadounidenses. No. Víctor Jara representa para mí la expresión más pura y sincera de una necesidad, de una gestación, de un deseo necesariamente justificado, justificable y a realizar. Jara encarna la viva voz del campesinado, la masa proletaria explotando, el trabajador que razona sobre su vida, sus hijos, su país.
Víctor Lidio Jara Martínez nació en el seno de una familia campesina, en San Ignacio el 28 de septiembre de 1932 y creciendo con Ñuble y su andar en Chile se convirtió en un referente internacional de la canción reivindicativa y de cantautor. Murió torturado en Santiago, en el antiguo Estadio Chile (que después fue denominado Estadio Víctor Jara) por fuerzas represivas de la dictadura de Augusto Pinochet el 16 de septiembre de 1973, poco después del golpe militar que derrocó al gobierno de Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973.
Músico de polendas, cantautor reaccionario y director de teatro chileno, es sin lugar a duda el mayor referente de la música de autor de Chile y un representante generoso de la voz del pueblo en América Latina. A continuación expongo la selección de lo que considero es mínimo indispensable oír de Víctor. Ello es:
El tema uno representa quizá la expresión más pura del campesino. “El arado” narra a la persona, es un diálogo, un monólogo, una increpación, una esperanza recitada. Jara expresa como pocos las emociones de quien para muchos es un ser apartado, callado, entrometido solo con su trabajo, alejado de la ciudad y su mundanal ruido, de lo contemporáneo, lo costoso. En este tema se reafirman los sentimientos de realzar las labores, la función, la vida de quien es apaciguado con palabras de gobernantes, con bajos ingresos, con palos. Hay una afirmación de justicia aquí!
El tema dos es una de las cualidades de Jara. “Oiga pues mijita” es una jocosidad hecha canción. Pocos son los cantautores capaces de realzar las peripecias de la vivencia, confirmar una necesidad basada en testimonios de reclamo y a la vez cantar a la alegría y el humor. Jara en este tema lo hace.
El tema tres revela a Jara en todo su esplendor. “El derecho de vivir en paz” alcanza como bien dice él “… de Vietnam a toda la humanidad”. Imprecando la injusticia del oriente debido a las guerras y asesinatos, Jara canta como nadie a la paz, reanima al ser convulsionado exigiendo lo más claro y cercano a la felicidad: la paz.
El tema cuatro es para mí el mejor tema de Jara. “Manifiesto” revela no solo al cantor como pieza fundamental de la realización de la verdad y la humanidad del ser humano como tal, sino al artista. El canto, el arte plasmada a través de los sentidos, la revolución causada por el impacto de nuestro hacer, porque el arte tiene sentido cuando palpita en las venas… para los demás, haciéndolos libres.
El tema cinco es una conspiración de Jara contra mí. Yo ya hablé del “Te recuerdo Amanda”, a grandes rasgos solo reincidiré le tengo mucha devoción al tema porque me recuerda a un tío homónimo a Manuel, el que no volvió de su jornada y a nadie importó salvo a ella corriendo a la fábrica…
El tema seis es a veces una necesidad para mí. “Canción del árbol del olvido” narra al desamparado incapaz de olvidar. Muchas veces uno desearía en su cobardía encontrar ese árbol del que Jara habla magistralmente. No sé si sería una bendición encontrar el árbol, dormir soñándolo, soñar que existe haciéndolo vivo. No sé.
El tema siete describe alguna felicidad y el contraste de una introspección sobre el hacer personal. “Qué alegres son las obreras” devana la meditación del cantor y su tarea, y a la par el encuentro con la mujer, esa mujer proletaria, la más cercana, la promesa de felicidad compartiendo su alegría. He de decir que es el segundo tema más querido por mí de Jara por su ferocidad, agilidad, locuacidad, qué sé yo.
El tema ocho es la más clara declaración de amor por parte del platónico irremediable. “Aquí te traigo una rosa” nos comparte las probabilidades del que quiere que lo quieran y espera en ello. Jara como siempre, nos entromete en peticiones, declaraciones, duelos con la verdad de uno para uno.
El tema nueve es otro de los temas con calidad de himno de Jara. “El hombre es un creador” resuena como un canto coral proletario. Debería ser entonado en marchas sindicales, conferencias reivindicativas. Revela al hombre no como artefacto sino como ser. Sencillamente el hombre crea, su función de vida así lo exige y Jara lo sabía y lo canto para hacer entender ello. Por ello existe el tema.
El tema diez me entromete al romance. Hubo un tiempo en que “Cuando voy al trabajo” me caló hondamente y me hacia recurrir a un nombre femenino, a una mujer inmune al olvido. Los recuerdos inenarrables se hacen polvo y rejuvenecen cada vez que Jara dice “… pienso en ti…”.
El tema once es el dolor encarnado con la victoria final de una mano fraterna, amante, necesaria. “La luna siempre es muy linda” nos describe la tristeza de alguien que salió de lo profundo del desconsuelo a la necesaria palestra de la justicia. Justamente Jara canta, expresa que el calor resume al final la verdad. Y eso es verdad. La pregunta final del tema lo dice todo.
El tema doce es el primer tema que oí de Víctor. “En algún lugar del puerto” fue la raíz que dio pie a seguir oyendo a Jara. La vivencia y convivencia de/con la soledad y las preguntas no hacen sino sazonar este tema y su viento, la pelota de trapo, la orfandad, la muerte.
El tema trece ya ha sido comentado por mi persona anteriormente. “Noche de rosas” es un tema cantado en el idioma judío. Mayores detalles de mis apreciaciones están en discos anteriores. Interesados, hurgar.
El tema catorce nuevamente nos remite al amante y su canto. “El amor es un camino que de repente aparece” no solo describe al amor corriente, sino al universo que representa este término abstracto. No solo de pasión habla Jara, no solo de enamorados o parejas lujuriosas, no dice de novelas o remates a oscuras. Sino del amor universal, del creador, ese que se da sin esperar nada a cambio, el real.
El tema quince es la musicalización del poema de Neruda extraído del “20 poemas de amor y una canción desesperada”. “Poema XV” es para oírse, por ello eso recomiendo. Óyelo.
El tema dieciséis se denomina “Paloma quiero contarte”. Jara tiene la virtud de saltar de la declaración social al amor en forma impresionante. El tema reduce la soledad a las posibilidades del contenerse y metamorfosear a lo extrañado en una paloma declarada verde por los sentimientos.
El tema diecisiete es una canción en conjunto con Quilapayún. “Peoncito de mandiocal” es una canción de dormir para un niño aprisionado en la mayor estupidez humana: la esclavitud. Soñando la libertad, Jara la hace presente, latente, solidaria. Y el tema con toda su tristeza hace velos sobre las heridas.
El tema dieciocho finaliza las entregas de Víctor. “La remolienda (Pieza Uno)” es un tema íntegro en instrumentos y giros musicales vivos. Jara al mando de los instrumentos coordina una escalada y encalada de sueños.
Confiando que la entrega haya sido de tu agrado, finalizo los temas con el video de “Noche de rosas”, disfrútalo y ahora más porque lo resubí, jeje!
Neobarroso - Víctor Jara - Antología Barrosa
01.- El arado
02.- Oiga pues mijita
03.- El derecho de vivir en paz
04.- Manifiesto
05.- Te recuerdo Amanda
06.- Canción del árbol del olvido
07.- Qué alegres son las obreras
08.- Aquí te traigo una rosa
09.- El hombre es un creador
10.- Cuando voy al trabajo
11.- La luna siempre es muy linda
12.- En algún lugar del puerto
13.- Noche de rosas
14.- El amor es un camino que de repente aparece
15.- Poema 15
16.- Paloma quiero contarte
17.- Peoncito de mandiocal
18.- La remolienda (Pieza Uno)
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